Muchas personas están a un paso de tener el cuerpo que realmente desean, pero un pequeño impedimento hace que no alcancen su meta. Ese pequeño impedimento es la grasa rebelde localizada en una zona concreta de la anatomía y que se resiste a desaparecer sin importar cuantas dietas se lleven a cabo, la cantidad de ejercicio que se haga o los tratamientos estéticos que se realicen.
Ante esto, la opción que la mayoría toman es someterse a una liposucción. Esta intervención, una de las más comunes en cirugía estética, consiste en realizar un corte minúsculo en la zona problemática, introducir una cánula y a través de la misma absorber las células adiposas que causan la acumulación de grasa. Como no solo desaparece la grasa, sino también gran parte de las células que la producen, el resultado suele ser muy bueno.
Hasta hace poco la liposucción se hacía mediante una anestesia general, pero en los últimos años es bastante frecuente que se realice con anestesia local. Aun así, conlleva ciertos riesgos, por pequeños que sean y un postoperatorio más o menos largo en función de la zona en la que se haya intervenido y de la cantidad de grasa que se haya extraído.
Pero en el mundo de la cirugía estética no se deja nunca de innovar y ya ha aparecido una nueva técnica todavía menos invasiva y mucho más segura para acabar con la grasa localizada. Estamos hablando de la hidrolipoclasia. Esta técnica utiliza las mismas ondas de choque que se utilizan en muchos tratamientos de fisioterapia para conseguir romper las células adiposas y facilitar su extracción.
De este modo no es necesario introducir las cánulas clásicas de una liposucción, sino que por el contrario se utilizan otras muy pequeñas, poco más que una inyección tradicional. El aspirado es mucho más fácil y por eso las lesiones son mucho menores siendo más rápida la recuperación.
Ni siquiera es necesario utilizar una anestesia local ya que el líquido que se inyecta al principio para utilizar las ondas de choque ya tiene pequeñas cantidades de anestésico que son más que suficientes. Tras el procedimiento las molestias son mínimas, similares a unas agujetas tras un día en el gimnasio y un simple paracetamol suele ser suficiente para poder sobrellevarlo.
El cirujano plástico puede aconsejar qué es lo más adecuado en cada caso, si realizar una técnica clásica de liposucción o si realizar hidrolipoclasia.