La hemocromatosis es una enfermedad que provoca un exceso de hierro en el organismo, que se acumula en órganos vitales como el hígado, el páncreas o el corazón causando daños que pueden llegar a ser irreversibles. El hierro en la sangre es necesario para el buen funcionamiento del cuerpo humano, pero en exceso intoxica el organismo. Esta enfermedad puede ser hereditaria, cuando se transmite un gen mutado de padres a hijos. Pero también puede ser adquirida, cuando la provoca un exceso de transfusiones. En cualquiera de los dos casos, la detección temprana es fundamental ya que esta enfermedad, tratada a tiempo puede ser llevadera. Sin embargo, si el exceso de hierro desencadena otras patologías como la cirrosis, el cáncer de hígado, la diabetes o insuficiencia coronaria ya no hay marcha atrás.
La prevención también es muy importante y hay algunos remedios caseros a nuestro alcance que podemos aplicar. Pero, para prevenir, primero tenemos que saber si somos susceptibles de padecer esta enfermedad. Y eso es en lo primero que debemos poner toda nuestra atención.
Para diagnosticar esta enfermedad, hay que tener en cuenta varios factores. Por ejemplo, si tenemos algún antecedente familiar, hay que encender todas las alertas y estar pendiente de los niveles de hierro en nuestro organismo. Nuestro médico debe conocer el historial familiar y ser él quien decida la periodicidad y naturaleza de las pruebas a las que debemos someternos. Deberá analizar nuestra piel y nuestros órganos para detectar cualquier incidencia relacionada con el enfermedad y encargar análisis de sangre muy concretos para conocer los niveles de hierro que hay en nuestra sangre. También puede pedirnos test genéticos para averiguar si hay mutaciones sospechosas. Y, si se confirma que existe esta acumulación de hierro en el organismo, debemos someternos a varias pruebas para comprobar si hay órganos dañados por este motivo.
Pero, a lo que íbamos. Si estamos o podemos estar en cualquiera de estas dos situaciones (padecer hemocromatosis hereditaria o adquirida) la mejor prevención es cuidar la alimentación. Esta debe ser sana, basada en la dieta mediterránea y exenta de alimentos ricos en hierro para ayudar en el tratamiento de la hemocromatosis. Por ejemplo, debemos olvidarnos de productos como las carnes rojas, el hígado y el pescado y el marisco en general. Tampoco nos convienen los alimentos que lleven sangre en su elaboración, como algunos embutidos y vísceras. También aportan mucho hierro los frutos secos, como las avellanas, los pistachos, las pipas o los piñones, así como las frutas deshidratadas.
El saber popular ya se encarga de recordarnos habitualmente que las lentejas y las espinacas contienen mucha cantidad de este mineral, pero también hay que incluir en este apartado el resto de verduras de hojas verdes como las acelgas, los berros o la lechuga. La zanahoria, el chocolate, la miel y las aceitunas, tampoco deben entrar en la dieta de una persona que puede padecer o está en tratamiento por hemocromatosis y no debe abusar de ningún tipo de cereales.
Por otro lado, hay alimentos que benefician mucho al hígado que conviene introducir siempre en nuestra dieta. Son los vegetales que presentan un cierto sabor amargo, como las endibias o la escarola. Son ideales para la elaboración de ensaladas, combinan muy bien con otros ingredientes dulces y salados, y refuerzan el hígado.
Por cierto, hay alimentos que no aportan directamente hierro al organismo, pero que sí que favorecen su absorción. Es el caso de la vitamina C, por ejemplo. Con ello no queremos decir que haya que eliminar de la dieta frutas y zumos, sino que hay que tomarlos entre las comidas para no combinarlos con el resto de alimentos. Por el contrario, hay otros que dificultan que este mineral llegue a la sangre, como el té, la granada o el caquí o el calcio. Por ello, si tomamos en alguna comida ciertos alimentos prohibidos, podemos compensarlo tomando de postre una infusión, un lácteo o cualquiera de estas frutas. Por supuesto, de desaconseja totalmente el consumo de alcohol durante el tratamiento de la hemocromatosis.
También hay plantas medicinales que son recomendables porque protegen los órganos que suelen resultar más afectados por el exceso de hierro. Por ejemplo, para preservar el hígado en mejores condiciones es muy recomendable la infusión de cardo mariano. Esta planta se usa desde hace siglos porque ayuda a regenerar las células hepáticas. Por ejemplo, es un complemento estupendo en el tratamiento de la cirrosis y, consecuentemente, también en el tratamiento de la hemocromatosis. La alcachofa, el Boldo y el Diente de León también son un buen remedio casero.