Cuando alguien es diagnosticado como celíaco normalmente siente que se le cae el mundo encima. Son tantos los cambios que tiene que hacer en su dieta y en sus hábitos de vida que es normal que se sienta abrumado. Muchos de esos cambios influyen incluso en su familia, ya que la contaminación por contacto es un problema frecuente en la comida.
Poco a poco, el celíaco comienza a descubrir un mundo de productos aptos que seguramente desconocía hasta el momento, pero hay que tener cuidado. Muchos productos de repostería que se venden en los supermercados son bollería industrial tan basura como la que lleva gluten.
Darse un capricho de vez en cuando y comer un delicioso pastel es posible siendo celíaco, pero siempre es preferible hacerlo en casa con alguna de las harinas sin gluten que hay en el mercado.
Existen cuatro tipos principales de harina sin gluten:
1- Las harinas procedentes de los frutos secos. Estamos hablando de la harina de almendras o de la harina de castaña. Ambas se utilizan muy a menudo en la repostería.
2- Las harinas procedentes de las leguminosas. La más famosa es la harina de garbanzos que es ya bastante popular. Pero existen también harinas elaboradas con soja o con altramuz.
3- Las harinas procedentes de pseudocereales. Son plantas que no se pueden considerar cereales al cien por cien pero que presentan ciertas características de los mismos. El trigo sarraceno, el amaranto o la quinoa son los ejemplos más representativos de este tipo de harinas, cada vez más populares.
4- Las harinas procedentes de cereales que no tienen gluten. No todos los cereales tienen gluten, los mejores ejemplos son el maíz y el mijo. La harina de maíz, muy popular en muchas recetas, es perfectamente apta para los celíacos al igual que la harina de mijo, la de teff o la de arroz.
Hay que tener cuidado con ciertas informaciones que no son exactas, como las que afirman que la espelta o la avena son cereales válidos para los celíacos. Esto no es verdad, se trata de cereales que tienen muy poco gluten y que algunas personas con celiaquía pueden tolerar.
Pero esto no quiere decir que todos los celíacos puedan tomarlo o incluso que deban de hacerlo. En la mayoría de los casos, los médicos aconsejan no arriesgarse ya que es complicado saber el efecto que un producto puede causar a medio plazo en el intestino.